En el mencionado artículo la autora desarrolla un análisis en relación a la sobre explotación con especial énfasis en el trabajo femenino; en torno a este punto dentro de sus señalamientos destaca que en la evolución histórica y el paso de los años en el desarrollo de la economía las mujeres han incrementado el número de la fuerza productiva activa, es decir, hace algunas décadas atrás las mujeres se dedicaban a los oficios del hogar como amas de casa, a la educación de los hijos o a tareas de cuidado y atención de salud, y con el paso de los años han salido de sus hogares para formar parte de la masa/fuerza productiva de la sociedad, pero estas mujeres se encuentran con una realidad latente y no es otra que el hecho que los hombres ocupan un sinfín de puestos de trabajo en la alta – media gerencia, de la misma forma que componen las filas obreras de las empresas, haciéndoles difícil el acceso a las mujeres a las fijas de trabajos formales. Pero, la disparidad de los sueldos con relación a la cesta básica alimentaria y las necesidades básicas, las obligan a trabajar, es por lo que se abocan a realizar trabajos informales, la autora señala varios segmentos del informe de la OIT del 2004, donde se menciona el incremento porcentual de las mujeres para conformar las filas de trabajo y como a la par se incrementan las mujeres que desarrollan actividades informales; lo que se traduce en el hecho que, cada día mas mujeres bien por necesidad, bien por gusto salen a la calle a formar parte de la fuerza productiva y al encontrar la imposibilidad de ingresar a un puesto formal de trabajo no se detienen ubicándose en la fuerza de trabajo informal.Ahora bien, es importante destacar que este desplazamiento del género femenino se debe al machismo propio de las sociedades patriarcales, como las de América latina. En este sentido, se debe partir de la premisa que las mujeres poseen las mismas capacidades y tienen los mismos derechos que los hombres para ocupar cualquier tipo de cargo formal, y a percibir los mismos ingresos que estos; pero se debe iniciar este cambio partiendo de una trasformación cultural y de conciencia dentro del mismo género, puesto que por lo general las mujeres estudian carreras cuyo esfuerzo físico es mínimo por considerarlas propias de mujeres al contrario que los hombres; siendo así se requiere tomar la iniciativa y demostrarle a la sociedad que las mujeres también pueden ocupar con éxito cualquier puesto de trabajo, ya que, son igualmente productivas, son dedicadas, tienen las mismas capacidades intelectuales y los mismos derechos en general, siendo que la Constitución de la República de Venezuela no discrimina por genero, del mismo modo que las leyes del trabajo y sus reglamentos que los consideran iguales y otorgándoles los mismos derechos.
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